La conciencia ambiental es una filosofía de vida y movimiento social que se preocupa por el medioambiente y lo protege con el fin de conservarlo y de garantizar su equilibrio presente y futuro.
El 27 de septiembre es la fecha declarada en 1995 por la ley 24.605, en memoria de las personas fallecidas como consecuencia del escape de gas cianhídrico ocurrido en la ciudad de Avellaneda, Provincia de Buenos Aires, el 27 de septiembre de 1993.
Somos conscientes de la importancia de cuidar nuestra salud y también debemos serlo de la necesidad de proteger nuestro entorno. La conciencia ambiental es un aprendizaje necesario, con independencia de nuestra edad o de nuestros conocimientos.
La conciencia ambiental: la base de todo
Debemos ser conscientes de que uno de los aspectos que más deteriora la naturaleza es el hombre. La deforestación, la contaminación del aire, la contaminación del agua y el calentamiento global, por ejemplo, son consecuencia del estilo de vida que impera en nuestra sociedad.
Así, la educación ambiental y la conciencia ambiental nos ayuda a darnos cuenta de que cada acción que realizamos en nuestra vida cotidiana tiene una repercusión en el medioambiente. El medio de transporte que utilizamos para ir a trabajar, el uso de bolsas de plástico, el tipo de energía que consumimos, todo influye.
El despertar de la conciencia ambiental: educación y sensibilización
La conciencia ambiental se puede fomentar de dos formas:
- Desde la escuela, mediante ejercicios de educación ambiental para los más pequeños.
- A través de iniciativas de sensibilización sobre las consecuencias que pueden tener nuestras acciones en el medioambiente.
En la escuela se pueden llevar a cabo prácticas como la clasificación de residuos sólidos para tirar cada cosa en el contenedor que le corresponde; actividades enfocadas a la reutilización de materiales, y visitas a parques naturales para observar a los animales en su hábitat natural, lo cual ayuda a entender por qué es esencial proteger los recursos naturales. Este tipo de actividades despiertan la conciencia ambiental desde la infancia y dan lugar a generaciones más respetuosas con la naturaleza y su entorno. Por supuesto aplicables en todo ámbito, hogar o trabajo.
Las acciones de sensibilización para fomentar la conciencia ambiental pueden ser muy diversas: desde eventos puntuales sobre temáticas concretas hasta campañas publicitarias que nos hagan reflexionar sobre nuestros hábitos diarios y cómo afectan a la naturaleza.
Los desplazamientos y la importancia de cuidar el medio natural
Los desplazamientos de personas también tienen un impacto medioambiental en el lugar en el que se realiza el asentamiento. Generalmente los bosques son los entornos más afectados, ya que la madera es el combustible más utilizado por las personas que se encuentran en esta situación. De hecho, según datos de ACNUR y de la FAO más de cuatro de cada cinco personas desplazadas en el mundo por la fuerza utilizan dendrocombustibles para cocinar y calentarse.
Para evitar la degradación de los bosques, ACNUR y la FAO han publicado un manual titulado “Gestión de bosques en entornos de desplazamientos” en el que proponen prácticas para proteger los bosques y, a la vez, cubrir las necesidades energéticas de las personas desplazadas. Estas son algunas de las medidas que se recomiendan:
- Plantar árboles de crecimiento rápido autóctonos.
- Cuidar de los viveros.
- Generar oportunidades de ingresos para los refugiados.
En definitiva, la educación ambiental y la conciencia ambiental nos invitan a cambiar nuestros hábitos diarios y a abrir los ojos para ver qué sucede a nuestro alrededor. Nuestra participación es la clave.