El embarazo y la lactancia constituyen un estado biológico que requiere de una protección diferencial en el ámbito laboral.
Durante el proceso de gestación y lactancia, en el cuerpo de la mujer se producen cambios fisiológicos, metabólicos y psicológicos, que hacen que condiciones de trabajo habituales, que no conllevan un riesgo, puedan dejar de ser seguras, afectando la salud de la madre y la del bebé.
Para poder exigir la adopción de medidas preventivas, es necesario comunicar a la Empresa el estado de la trabajadora, informando acerca de los riesgos laborales que pueden afectar a la mujer embarazada y al feto.
No se recomiendan los trabajos en atmósferas de presión elevada, ni exposición a radiaciones ionizantes, frío o calor extremos, vibraciones fuertes, ruido excesivo, manipulación manual de cargas y posturas forzadas entre ellos.
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